jueves, 13 de agosto de 2015

CERRADA LA INSCRIPCIÓN: II Jornadas Universitaria de ENFERMERÍA EN CUIDADOS CRÍTICOS.


CERRADA LA INSCRIPCIÓN POR COMPLETARSE EL CUPO





PRESCRIPCIÓN ON LINE (Llenar Formulario): aqui

(La inscripción definitiva, se efectúa abonando el arancel.
En caso de cumplimentarse el cupo, la sola prescripción no garantiza el acceso a las Jornadas.)


PAGOS ON LINE
(por tarjeta de crédito, rapipago, pago fácil)

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domingo, 17 de mayo de 2015

Instituto de Investigación de la Facultad de Ciencias de la Salud. : Conferencia: La persona en Dialogo con las Neuroci...

Instituto de Investigación de la Facultad de Ciencias de la Salud. : Conferencia: La persona en Dialogo con las Neuroci...: Pero el proceso en curso es más hondo y más grave, el horizonte naturalista y cientificista de una cierta Medicina actual promueve la...

Día Internacional de la Enfermería. del Secretaria Académico de la UCSF:

Sr. Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud Dr. Guillermo kerz En ocasión de sumarnos a la originaria promoción que realizara el Consejo Internacional de Enfermería, a los efectos de celebrar el nacimiento de Florence Nightingale (considerada "fundadora" de la enfermería moderna), quiero llegar a Usted y a todo el Claustro y alumnado –especialmente- de la Carrera de Ciclo de Licenciatura en Enfermería- con estas palabras de reflexión. El contacto con el sufrimiento humano y el compromiso con políticas sanitarias integrales, suficientes y adecuadas a la condición profunda del hombre sufriente, es un desafío de alta estima que llama a la Universidad Católica a ocupar el lugar que la propuesta educativa con la que contamos, sea un signo de esperanza y transformación social. No se trata solo de la dimensión técnica del cuidado del hombre sufriente, sino del testimonio de consuelo y presencia que distingue a estos profesionales decisivos en horas extremas del hombre. Esto, especialmente relevante, cuando nuestra sociedad no acepta la dimensión del cuidado del más débil siendo cómplice por omisión de la cultura del descarte que tiene mil formas de prescindir de la dignidad humana. La educación es una alternativa ineludible como estrategia para cambiar esta racionalidad perversa, y son las personas el valor agregado que resulta definitivo para hacer efectivo el paso de situaciones de injusticia hacia la visibilidad y proximidad con la vida humana en todo momento y bajo toda circunstancia que la pueda afectar. Justamente, en las personas está el compromiso único y concreto con esa cercanía que eleve la mirada del hombre y lo rescate de la oscuridad, aún contra las evidencias más complicadas que precipitan los desenlaces dolorosos. Conozco el vivo ánimo que informa el espíritu de esa porción de nuestra Universidad bajo todas las propuestas educativas que asumen, y es desde esa fortaleza e inquietud, donde les pido que sean fermento para que las voluntades de nuestros profesionales efectúen una decisión que pueda mirar fijo a los ojos de una humanidad depreciada, sistemáticamente negada. Y digo mirar, pero sumo el hacer como acto de amor profundo que sana reconociendo, devolviendo identidad, auxiliando la memoria del sentido de la vida y la existencia misma que cobra mayor identidad cuando transita la experiencia redentora del sufrimiento. Gracias por aceptar educar desde esta noble actividad que mejora sus prácticas cuando busca permanentemente consolidar sus saberes para servir mejor y contribuye a hacer concreta la presencia del amor de Dios por todos. Abog.Esp.José Ignacio Mendoza Secretario Académico del Rectorado

sábado, 16 de mayo de 2015

El dilema humano de la enfermedad

P. HILMAR ZANELLO Cuando nos visita una enfermedad entramos en una situación de muchas carencias humanas que reclaman una solidaridad reconfortante... son momentos de soledad, de profunda reflexión, de descubrir el “misterio de la vida” con una vuelta sobre sí mismo. Cuando las fuerzas humanas llegan a un límite de rendimiento nace la necesidad de valernos de profesionales, de enfermeros, una mano amiga, de agentes solidarios de alguna asociación religiosa, de algún personal sanitario. Hoy, hay un despertar donde se habla mucho de humanizar la asistencia al enfermo comenzando por auscultar lo que pasa en el interior del que padece descendiendo hasta las ricas fibras de la naturaleza humana. Viene bien recordar lo que decía Juan Pablo II cuando hablando al personal sanitario, los calificaba como “custodios y servidores de la vida”. Esta humanización comienza por la humanización del propio agente. Así, entramos en una relación de servidores a la persona del otro en todos los aspectos que requiere la salud humana no sólo en la dimensión física sino también intelectual, psico-afectiva, social y espiritual. El cuerpo es el instrumento que nos relaciona con las realidades. Hubo momentos en las culturas en que por un lado se consideraba al cuerpo como enemigo de la parte noble: el alma, era la época del dualismo griego y por otro lado se pudo idolatrar el bienestar del cuerpo sin tener en cuenta el bien más general de la persona. El hombre como ser racional no se contenta con vivir bien, quiere dar un significado a toda su vida. Las emociones y los sentimientos dan color y sabor a la existencia y ésta hace que sean en la vida factores de éxito o de fracasos. La persona no es un mundo cerrado sobre sí mismo. Nos necesitamos unos a otros para construir juntos nuestra personalidad. La dimensión espiritual la vivimos dentro de lo que entendemos por interioridad, cuando buscamos respuesta que nos aclaren el misterio de la vida. ¿Quién soy yo? ¿Qué sentido tiene la vida para mí? ¿Todo se termina con la muerte? El sabio Pascal cierta vez dijo: “Qué quimera es el hombre y qué misterio... ¿quién puede desenredar esta madeja?”. De aquí nace la búsqueda de una verdad última que tenga el poder de orientar la complejidad de la naturaleza humana. Por eso, junto a las técnicas humanas, el enfermo necesita ser guiado para que toda la fuerza del acompañamiento le brinde un crecimiento de madurez humana, de realización personal. El tema se puede sintetizar: pasar de curar a guiar. Será un proceso de “sanación” como lo vivió el “buen samaritano del Evangelio frente al herido abandonado en el camino”. El enfermo necesita ser guiado para que toda la fuerza del acompañamiento les brinde un crecimiento de madurez humana, de realización personal.