domingo, 17 de mayo de 2015

Día Internacional de la Enfermería. del Secretaria Académico de la UCSF:

Sr. Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud Dr. Guillermo kerz En ocasión de sumarnos a la originaria promoción que realizara el Consejo Internacional de Enfermería, a los efectos de celebrar el nacimiento de Florence Nightingale (considerada "fundadora" de la enfermería moderna), quiero llegar a Usted y a todo el Claustro y alumnado –especialmente- de la Carrera de Ciclo de Licenciatura en Enfermería- con estas palabras de reflexión. El contacto con el sufrimiento humano y el compromiso con políticas sanitarias integrales, suficientes y adecuadas a la condición profunda del hombre sufriente, es un desafío de alta estima que llama a la Universidad Católica a ocupar el lugar que la propuesta educativa con la que contamos, sea un signo de esperanza y transformación social. No se trata solo de la dimensión técnica del cuidado del hombre sufriente, sino del testimonio de consuelo y presencia que distingue a estos profesionales decisivos en horas extremas del hombre. Esto, especialmente relevante, cuando nuestra sociedad no acepta la dimensión del cuidado del más débil siendo cómplice por omisión de la cultura del descarte que tiene mil formas de prescindir de la dignidad humana. La educación es una alternativa ineludible como estrategia para cambiar esta racionalidad perversa, y son las personas el valor agregado que resulta definitivo para hacer efectivo el paso de situaciones de injusticia hacia la visibilidad y proximidad con la vida humana en todo momento y bajo toda circunstancia que la pueda afectar. Justamente, en las personas está el compromiso único y concreto con esa cercanía que eleve la mirada del hombre y lo rescate de la oscuridad, aún contra las evidencias más complicadas que precipitan los desenlaces dolorosos. Conozco el vivo ánimo que informa el espíritu de esa porción de nuestra Universidad bajo todas las propuestas educativas que asumen, y es desde esa fortaleza e inquietud, donde les pido que sean fermento para que las voluntades de nuestros profesionales efectúen una decisión que pueda mirar fijo a los ojos de una humanidad depreciada, sistemáticamente negada. Y digo mirar, pero sumo el hacer como acto de amor profundo que sana reconociendo, devolviendo identidad, auxiliando la memoria del sentido de la vida y la existencia misma que cobra mayor identidad cuando transita la experiencia redentora del sufrimiento. Gracias por aceptar educar desde esta noble actividad que mejora sus prácticas cuando busca permanentemente consolidar sus saberes para servir mejor y contribuye a hacer concreta la presencia del amor de Dios por todos. Abog.Esp.José Ignacio Mendoza Secretario Académico del Rectorado

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